A finales del siglo XIX, Burgos crecía hacia el oeste, en ese ensanche donde domina la naturaleza y los edificios religiosos, allí se funda el Colegio Niño Jesús, cuya historia se extiende a lo largo de tres siglos.

Fue en agosto de 1891 cuando llegaron a la ciudad las primeras religiosas francesas del Niño Jesús, que vieron en la ciudad de Burgos la oportunidad de educar.

La obra se encargó al prestigioso arquitecto Vicente Lampérez y Romea que, en ese momento, dirigía la restauración del claustro nuevo de la Catedral. Este emblemático edificio, en una síntesis de diferentes tendencias historicistas, donde predomina el goticismo eclético.

El Colegio vive en primera persona los grandes momentos de la historia contemporánea de España.

Durante la II República, ante el temor que sienten por las medidas adoptadas por el gobierno de Azaña tras la promulgación de la Ley de Congregaciones Religiosas que impedía impartir educación religiosa, se marchan a París.

En la Guerra Civil, el edificio continúa siendo Colegio de las religiosas de Jesús María y al mismo tiempo un Cuartel General dada su proximidad al Palacio de los Muguiro.

Las hermanas francesas, regresan 20 años después. Y en esa refundación compran el edificio del antiguo Banco de España, una construcción de 1898, obra del madrileño Eduardo de Adaro, que también es una mezcla de estilos (neorrenacentistas, en su fachada, y modernistas, en su interior).

Allí se ubicaría el internado hasta 1965 que se convertiría en guardería y otras clases.